29 de mayo de 2007

Ignorancia en la Plaza


Camino entre luces
que me gritan
por una moneda
y no espero, olvido
y me atrapan
líneas de metro,
televisores encendidos
hasta la madrugada
y tomo café sobre reliquias
sagradas para los olvidados.

Camino ajeno al estruendo
en el autobús
voy ajeno a la ira
en nubes que no se acaban
enajenadas por la música,
los surtidores avanzan
sobre esferas de colores
y caen las lozas
y dejo de creer
en lo que no poseo.

Madrid, 30 de Diciembre 2006
después de conocer la noticia de los atentados
en el aeropuerto de Barajas.

14 de mayo de 2007

Mentiras y Verdad

Quiero exponer las mentiras a las que se puede llegar, bien por desconocimiento o por un ultraje a la realidad. La poesía es una forma de vida, no un modo para ganarse la vida. Dedicarse a la poesía, es dedicar por completo su vida a ella, ofrendársela, no poetizar la vida sino profundizar su sentido. O como dijera Sor Juana, es decisivo no "consumir vanidades en la vida que consumir la vida en vanidades".

La vida  exige cambios continuos, arreglos, decisiones; la vida supone siempre un ponerse en riesgo, dar golpes de timón radicales. Uno no debe creer realmente en la sencillez de estas cosas, no decir unos cuantos versitos y ya, sino que, verdaderamente, para escribir algo uno debe ponerse en riesgo, uno debe tratar primero de tener una visión de su propia vida.

Debe quedar claro lo distinto que es andar por ahí buscando la forma de vivir a ganarse la forma de vivir -busca un oficio para poder comer y escribe para poder vivir, decía un amigo. Uno debe pensar no en arraigar el amor por las letras, ni por la forma, sino por el fondo, por la vida.

Hacia el sueño...

Estos caminos se han hecho cotidianos, eso es bueno. Puedo distinguir entre lo que pienso y lo que siento, puedo trazar mis objetivos y al mismo tiempo, dirección fatídica, cuestionarlos. Pueden ser los sueños utopías, pero también oportunidades de redención, redención si hemos cometido faltas. Ver de frente a la realidad, es un sueño, una paradoja que no resuelvo.

Necedad quizás es eso de ser objetivo, una obsesión por el análisis. La poesía para mí es la forma suprema de la síntesis, la manera en que los sueños, lo deseos, la vida, quedan cristalizados. Yo, como dice el poeta, tampoco escribo para matar el tiempo ni para revivir viejas cosas, escribo para capturar el presente e ir por él a mí pasado y en esa revisión ver dónde he cometido el error, otra obsesión reaparece ahora, y contarme a mí mismo esa situación tratándola de ver, desde otra perspectiva, (sólo así, pienso, no seré desdichado enteramente como criatura mundana), y a través de ésta, presente y pasado, poder vislumbrar, develar, el porvenir, mi porvenir.

Necesidad de búsqueda, necesidad de relatarme. ¿Qué pongo en entredicho? Toda mi existencia. La angustia de los primeros días sustituida por otra y otra y otra. Necesidad de clarificar, de ponerlo en claro, mi "pasado en claro", y luego buscar nuevamente. El curso de postgrado también me obliga en sentido contrario, por ahora, al análisis. Luego sobrevendrá la síntesis. Debo tener el talante para llegar al final, aunque, la carrera nunca es hacia adelante, nada es nunca hacia adelante. El final tiene múltiples direcciones, una en particular es la mía. Lo que dicen todos no es siempre lo correcto. Pero por hacer lo correcto, lo que se dice es lo correcto, siento que no puedo proseguir.

Busco merecer lo que sueño.

7 de mayo de 2007

Hacia el poema

Medio día futuro, árbol inmenso de follaje invisible. En las plazas cantan los hombres y las mujeres el canto solar, surtidor de transparencias. Me cubre la marejada amarilla: nada mío ha de hablar por mi boca.

Y se revela que todo está disperso, los acontecimientos dejan de asombrar. Todo es cotidiano. Las altas torres crecen bajo el azul más azul que el azul mismo y debajo nosotros somos como las sombras cubiertas por las sombras.

Cuando la Historia duerme, habla en sueños: en la frente del pueblo dormido el poema es una constelación de sangre. Cuando la Historia despierta, la imagen se hace acto, acontece el poema: la poesía entra en acción.

Fatigado, sediento de cansancio, abro los ojos. Frente a mí la sombra proyecta su cuerpo sobre la mía, entra en mi hueco como la espina de la rosa a la yema de los dedos. Abro los ojos: los vagones duermen y voy de tumba en tumba, busco el sitio donde las lápidas no hablen de mis días, voy a donde las formas no se busquen a sí mismas.

Merece lo que sueñas.