4 de octubre de 2010

La resaca del domingo o la blancura del techo


Esa nostalgia por aquello que se ha perdido 
y que se alcanza con la mirada
Luis Felipe Pérez

Domingo por la tarde. Miro el techo de mi habitación. Siempre que tengo resaca lo miro por horas o por días. Apenas ayer me encontraba sobrio, sin ningún problema, diciéndome a mí mismo que no volvería a la embriaguez. Me repetí constantemente que no volvería a beber más de la cuenta. Eso me dije mientras caminaba por la plaza. Pero no, corrí presuroso apenas escuché mi nombre y hoy resiento los excesos y miro el techo de la habitación y no duermo y no como. Me pongo metafísico.


A mí me gustaría conocer una vida en donde la duda no existiese, dijo B, una vida donde las cosas fueran claras desde el inicio y nadie tuviera que esconderse de nadie ni mentir a nadie ni darle la espalda a nadie. Me gustaría, en verdad, que la vida fuera así.

-A mí también, le contesto, a mí también.

1 comentario:

Joaquin dijo...

Ayer asistí a la ceremonia fúnebre de un amigo cuyas cenizas arrojamos al mar. Se acabaron las dudas. Vida y duda son un hermanamiento que nos hacen existir: dudo luego existo.
También se puede decir "bebo luego canto", pero cuidado con el hígado.