Esa nostalgia por aquello que se ha perdido
y que se alcanza con la mirada
y que se alcanza con la mirada
Luis Felipe Pérez
Domingo por la tarde. Miro el techo de mi habitación. Siempre que tengo resaca lo miro por horas o por días. Apenas ayer me encontraba sobrio, sin ningún problema, diciéndome a mí mismo que no volvería a la embriaguez. Me repetí constantemente que no volvería a beber más de la cuenta. Eso me dije mientras caminaba por la plaza. Pero no, corrí presuroso apenas escuché mi nombre y hoy resiento los excesos y miro el techo de la habitación y no duermo y no como. Me pongo metafísico.
A mí me gustaría conocer una vida en donde la duda no existiese, dijo B, una vida donde las cosas fueran claras desde el inicio y nadie tuviera que esconderse de nadie ni mentir a nadie ni darle la espalda a nadie. Me gustaría, en verdad, que la vida fuera así.
-A mí también, le contesto, a mí también.
-A mí también, le contesto, a mí también.
1 comentario:
Ayer asistí a la ceremonia fúnebre de un amigo cuyas cenizas arrojamos al mar. Se acabaron las dudas. Vida y duda son un hermanamiento que nos hacen existir: dudo luego existo.
También se puede decir "bebo luego canto", pero cuidado con el hígado.
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