29 de enero de 2009

Cartas a un columnista

11 de Junio del 2007, Madrid

Hola, concuerdo con lo escrito por usted en su reciente columna, los jóvenes somos por naturaleza impacientes. Yo, inevitablemente, me he percatado de ello, aunque no me considero un escritor. Además, tiene usted razón, la mayoría de los jóvenes somos partidarios de los juegos de palabras que no llevan a nada.

En una charla que tuve hace tiempo, unos amigos me decían que los poetas de textos con cinco o seis versos son poetas perezosos, lo mejor para los poetas en ciernes, continuaban, es el poema extenso, ¿Qué piensa de ello? Por otro lado, me resulta realmente desagradable ser demasiado categórico, debo decirle, pero los poemas "paisajistas", como usted los nombra, me resultan desagradables, nombrar las cosas tal como lo haría cualquier otro hace innecesario el poema. Sin embargo, por esta razón, a veces me siento anacrónico en la generación actual. Así, recuerdo otra charla, en donde los jóvenes poetas desdeñaban estéticas anteriores como el modernismo y todo lo que esté impregnado de sensibilidad, dicen que uno debe retratar la ciudad, como Baudelaire, es decir, ser modernos, si se está en Madrid, debe decir Madrid o Plaza Mayor o alguna línea de Metro, nombrar lo obvio, hacer el poema con lo que se tiene a la mano, sólo nombrarlo, ¿No cree que eso es una tontería? Todo esto es, creo, como bien lo dice usted, por la impaciencia, ojalá nos alejemos de esa vía, superar los 25 y, como nuevamente dice, cuando nos pregunten acerca de la escritura responder: "sigo escribiendo".

Un saludo

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