29 de junio de 2007

El segundo que sigue a la sombra

Este es un breve respiro a todo. Ahora la vida se desmorona. Claro, nada es ajeno a mí, el desmoronamiento es consecuencia absoluta de mí. Yo, con mano trémula, quité las estructuras vitales que van cayendo por las cornisas. Pero esta es una entrada más, podría decir. Y al mismo tiempo, paradójicamente, es el inicio o manifestación de algo que no se había hecho patente.
Hoy dejo de laborar en Inmark, salgo corriendo de mi piso cogiendo los pedazos de mis maletas, de mi vida apenas sosegada. Una vida que rasgo de un tirón salvaje como un animal rastrero. Me voy con una actitud que busca refugio en el primer instante en el que no halla la coordinación de sus piernas.
Pero había olvidado un precepto paciano: el asombro de estar vivo. "El olvidado asombro de estar vivo". Vivo, absolutamente vivo, para ver de frente a la desolación y saber cómo se destruye todo.
Así, estoy próximo a dejar el país sino a mí mismo para encontrar al otro que se quedó en la otra orilla, en la distante orilla de la existencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te mando un fuerte abrazo...
Es difcil alejarse de lo queya tenias construido pero creo que cualquier cambio a tu vida es para bien.. Animo :)
Te esperamos de regreso en este pais donde se te quiere y bien :)

Anónimo dijo...

Hola amigo: me preocupa tu comentario ojala estés bien.

Anónimo dijo...

Espero que tu relato sea una alegoría o una parábola o que se yo... pero si no es así, espero que estés bien y sobre todo estés aprendiendo de toda esta etapa de tu vida.

Saludos