(Un café)
Primer Miembro del consejo (un poco molesto): -Manos a la Obra. Hay que trabajar en La Revista.
Segundo Miembro (mirando su reloj): -Desde ahora declaro que no he leído el material, pero me gustaría que aparecieran Fulano y Mengano en el primer número.
Primer Miembro: -Los que acepten la propuesta levanten la mano.
(Los demás Miembros levantan la mano con disgusto)
Segundo Miembro: -Señores, me retiro. Tengo cosas pendientes. (Se va)
Cuarto Miembro (furioso): -¿Ahora se va? Pues yo no estoy de acuerdo con su propuesta. Fulano y Mengano no deben ser incluidos en La Revista.
Tercer Miembro (fastidiado): -Imbécil, Fulano y Mengano son Miembros del Consejo. Deben ser incluidos. Sin embargo, Zutano no debe estar en La Revista. ¿Quién lo invitó?
(Terriblemente fastidiados los Miembros se miran entre sí)
Primer Miembro: -Yo lo invité. Es amigo. Escribe bien.
Tercer Miembro (Aún más fastidiado): -No me gustan los intrusos. Habrá que inmolarlo. Levanten la mano quienes apoyen mi propuesta.
(Los Miembros levantan la mano. Uno de ellos pide la cuenta)
Tercer Miembro (Repuesto): -Somos mayoría. Ahora vamos a otro sitio. Hay que celebrar nuestra presentación en sociedad.
(Se van, fatigados pero con la mirada satisfecha)
3 comentarios:
Esto parece teatro becketiano.
Saludos poblanos. Qué bonita revista harán esos miembros, se puede augurar.
LSz: Bueno, parece. Aunque la referencia directa está en alguien de la península.
Esos Miembros harán una linda Revista, seguro.
Las jerarquías, por muy asamblearias que sean, siempre encuentran motivos para imporner el interés del grupúsculo. Es como un cinturón que tratan de colocar dentro de las trabillas: das vueltas y lo enderezas, al final aparece, indefectiblemente, la hebilla. Se cierra y basta.
Un saludo
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