Está bien, estoy distraído. Dejo a mis dedos moverse ágiles por el teclado, escribir conversaciones fútiles con gente extraña. Mejor debería estudiar esos textos incomprensibles del curso y acabar de una vez por todas con esta diligencia en la que me he embarcado. Mis dedos continúan moviéndose por el teclado, pero ahora no es momento de perder el tiempo. Ah, esto de perder el tiempo es igual a estar sin ideas entre una pared y otra, mirando las gotas de lluvia escurrir por el cristal.
Debería concentrarme realmente en los textos, es la razón por la que vine a la oficina, la razón por la que desde hace días no duermo bien. Debería hacer eso y no pasar las tardes leyendo un destino que no alcanzo a degustar. Hablando de destino, creo que en esta ocasión no tendré dinero para llegar a fin de mes aunque ya posea mi superlibreta Santander.
En fin, debería concentrarme, sin embargo, hoy por la mañana, al tomar el metro, no sé si por falta de sueño o alimento, observé una cosa que me pareció delirante: una anciana susurraba oraciones mientras leía una revista del corazón y cada vez que pasaba una página miraba hacia mí con ojos de terror. Más tarde, al tomar el autobús, escuché a otra viejecita, quizá fuera la misma, realmente no lo sé, decir palabras incompresibles como si fueran un mantra para ahuyentar los malos espíritus, mientras pasaba frente a mí con iguales ojos de terror como la otra mujer del metro, ¡cómo puedo concentrarme con tanta cosa extraña! Luego, la mesa se me resbala por los codos y ese maldito perro que lame la pared con intenso frenesí.
En fin, debería concentrarme, sin embargo, hoy por la mañana, al tomar el metro, no sé si por falta de sueño o alimento, observé una cosa que me pareció delirante: una anciana susurraba oraciones mientras leía una revista del corazón y cada vez que pasaba una página miraba hacia mí con ojos de terror. Más tarde, al tomar el autobús, escuché a otra viejecita, quizá fuera la misma, realmente no lo sé, decir palabras incompresibles como si fueran un mantra para ahuyentar los malos espíritus, mientras pasaba frente a mí con iguales ojos de terror como la otra mujer del metro, ¡cómo puedo concentrarme con tanta cosa extraña! Luego, la mesa se me resbala por los codos y ese maldito perro que lame la pared con intenso frenesí.
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Dejo todo para un momento más libre. Esos tipos ya se fueron, ya murieron y su movimiento también, sólo nos dejaron trazas que venden en el corte inglés. ¡Imáginate!, lo mejor de aquí es el corte inglés. Quiero ir a Paris, pero no tengo dinero. Ir con una baguette, un libro, una libreta y una chica, no importa si es buena o no, sólo una chica. O mejor prefiero ir solo, así captaré todo con mis ojos, las impresiones las revelaré después en México.
Luego converso con gente, más y más conversaciones se acumulan en mí, sólo en mí. ¿Qué tienen todos los demás que sea peculiar? Un blog, un acento y nada más. Si, está bien, aparentemente todo es un caos y no, sigue un orden. Todo ángel es terrible.
1 comentario:
Vaya que te falta alimento...
Al parecer estás disfrutando de lo lindo la experiencia de vivir en un lugar extraño y con gente y costumbres diferentes... sin embargo te aferras a la idea de que tienes que concentrarte pues no fuiste a pasear, estamos de acuerdo?
Solo te digo que disfrutes lo que tienes en este momento... y que si tu unico alimento es un baguette, pues imagina que lo rellenaste de carnitas y un chile en vinagre jajaja
Saludos desde este lugar de la mancha
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