Todo lo que se da y todo lo que el mundo nos entrega
y todo lo imposible y lo posible cuando se vierten piedras
o se conocen mundos, se vierten cereales y lámparas
y cosas tan comunes como beber las estrellas,
todo lo ya fraguado y lo que habrems de cantar
y de pedir sobre las hojas secas de aquel día.
Cosas que son las cosas del camino y las voces del tiempo.
Cosas que son todo y que son todo.
Allí nos encontramos. Y allí nos esperamos encontrar.
Benjamín Valdivia, Nuevos himnos a la noche, Mantis editores, Tlaquepaque, Jalisco, México, p. 59
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