Si te busco y te sueño y te persigo,
y deseo tu cuerpo de tal suerte
que tan sólo aborrezco ya la muerte
porque no me podré acostar contigo;
si tantos sueños lúbricos abrigo;
si ardiente, y sin pudor, y en celo, y fuerte
te quiero ver, dejándome morderte
el pecho, el muslo, el sensitivo ombligo;
si quiero que conmigo, enloquecida,
goces tanto que estés avergonzada,
no es sólo por codicia de tus prendas:
es para que conmigo, en esta vida,
compartas impureza, y que manchada,
pero conmovedora, al fin me entiendas.
Tomás Segovia, Poesía (1943-1997): Colección Reservada de sonetos votivos, FCE, México, 2000
1 comentario:
orale que padre esta este poema te felicito por el buen gusto
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