Hace aproximadamente un mes que regresé de Madrid y todavía no encuentro mi sitio en este lugar. Regresé a la provincia, a buscar algo de lo que no poseo ni siquiera el nombre, a re-encontrarme con los aromas que continuamente me señalan: las piezas de mi destrozada memoria. Todo ha sido un silencioso desastre. Aún restan libros que leer, lo que traje conmigo, más lo que envié por correo, y los otros que están en la lista de deseos. Mucho material que corregir, otro tanto por re-leer, revisar las notas de estos dos años en los que he estado fuera.
Dos
En los diarios cada día leo acerca de un nuevo asesinato, alguien, cada noche, o a plena luz del día, cae agujereado por las balas o los cuchillos. Peleas por doquier entre las bandas y las autoridades corruptas e indolentes que nada hacen por remediar la situación y sólo buscan el soborno y callan. Mis amigos y conocidos, sino son heridos, son atemorizados por el crimen que se adueña de nuestras bocas, de nuestros alimentos. Me es bastante difícil concentrarme y reanudar los proyectos de trabajo planeados en Madrid, sin el enorme peso de lo que aquí sucede.
Tres
Poco realizo de manera solitaria y al mismo tiempo, no puedo escribir. Es cierto que en la lejanía se escribe con mayor seguridad y fluidez acerca de los temas dejados, pero esto no quiere decir que eso, lo escrito, posea calidad, por lo que debo revisar el material producido en Madrid. Sin embargo, aún no puedo acoplarme a estos ritmos. Nunca faltan los distractores y, conforme pasa el tiempo, las sensaciones de pérdida son aún más grandes e irreparables. Aquí no existe la misma ebullición que dejé del otro lado del Atlántico ni las mismas oportunidades. Aquí todo es cerrado, sumamente cerrado. El hermetismo es lo que prima en esta ciudad permeada por un ansía de progreso. Todos quieren ser lo que nunca han sido, incluyéndome.
Cuatro
Son muy distintas las sensaciones de ahora a las que tuve hace tiempo, cuando regresé momentáneamente a esta ciudad. Primero, fue poco tiempo y segundo, sabía que regresaría a Madrid. Ahora sé que estaré por aquí una larga temporada, por lo que debo re-construir lo que dejé, o comenzar de nuevo, pues como la luna y la primavera del poema, yo tampoco soy el mismo. Sin embargo, todo está en mi contra y no he querido afrontarlo. He negado de forma sistemática los aspectos de cambio que me limitan en lugar de aceptarlos y superarlos. Además, las puertas que dejé cerradas, las que yo mismo cerré, siguen así y no tengo esperanza de abrirlas nuevamente, claro, lo he intentado, sin éxito. Mis proyectos de abandonar la profesión que tanto me costó edificar sobre los párpados se frustran conforme llegan las tardes. Aquí todo es menos placentero y pierdo fuerza a cada instante.
Cinco
Pienso bastante en Madrid, en sus calles, en el sentir que tuve al estar en aquellos sitios, pero no debo quedarme en esas sensaciones, debo escribir, lo más importante es escribir como diría Reyes. Los más importante es ser honesto consigo mismo. Esto no es un ejercicio de consuelo y tampoco una hoja en donde me permito escribir quejas, es un intento por clarificar las derrotas y superarlas. Aunque no sé si pueda hacerlo, yo espero que así sea.
Dos
En los diarios cada día leo acerca de un nuevo asesinato, alguien, cada noche, o a plena luz del día, cae agujereado por las balas o los cuchillos. Peleas por doquier entre las bandas y las autoridades corruptas e indolentes que nada hacen por remediar la situación y sólo buscan el soborno y callan. Mis amigos y conocidos, sino son heridos, son atemorizados por el crimen que se adueña de nuestras bocas, de nuestros alimentos. Me es bastante difícil concentrarme y reanudar los proyectos de trabajo planeados en Madrid, sin el enorme peso de lo que aquí sucede.
Tres
Poco realizo de manera solitaria y al mismo tiempo, no puedo escribir. Es cierto que en la lejanía se escribe con mayor seguridad y fluidez acerca de los temas dejados, pero esto no quiere decir que eso, lo escrito, posea calidad, por lo que debo revisar el material producido en Madrid. Sin embargo, aún no puedo acoplarme a estos ritmos. Nunca faltan los distractores y, conforme pasa el tiempo, las sensaciones de pérdida son aún más grandes e irreparables. Aquí no existe la misma ebullición que dejé del otro lado del Atlántico ni las mismas oportunidades. Aquí todo es cerrado, sumamente cerrado. El hermetismo es lo que prima en esta ciudad permeada por un ansía de progreso. Todos quieren ser lo que nunca han sido, incluyéndome.
Cuatro
Son muy distintas las sensaciones de ahora a las que tuve hace tiempo, cuando regresé momentáneamente a esta ciudad. Primero, fue poco tiempo y segundo, sabía que regresaría a Madrid. Ahora sé que estaré por aquí una larga temporada, por lo que debo re-construir lo que dejé, o comenzar de nuevo, pues como la luna y la primavera del poema, yo tampoco soy el mismo. Sin embargo, todo está en mi contra y no he querido afrontarlo. He negado de forma sistemática los aspectos de cambio que me limitan en lugar de aceptarlos y superarlos. Además, las puertas que dejé cerradas, las que yo mismo cerré, siguen así y no tengo esperanza de abrirlas nuevamente, claro, lo he intentado, sin éxito. Mis proyectos de abandonar la profesión que tanto me costó edificar sobre los párpados se frustran conforme llegan las tardes. Aquí todo es menos placentero y pierdo fuerza a cada instante.
Cinco
Pienso bastante en Madrid, en sus calles, en el sentir que tuve al estar en aquellos sitios, pero no debo quedarme en esas sensaciones, debo escribir, lo más importante es escribir como diría Reyes. Los más importante es ser honesto consigo mismo. Esto no es un ejercicio de consuelo y tampoco una hoja en donde me permito escribir quejas, es un intento por clarificar las derrotas y superarlas. Aunque no sé si pueda hacerlo, yo espero que así sea.
4 comentarios:
Hola Doc,
Es bueno el recuento que haces, pone en perspectiva las cosas.
En algunas entradas comentas algo respecto al primer punto, una frase que encontraste en un museo. A eso se le llama choque cultural. Cuando el entorno de una persona cambia de manera drástica, la persona debe acoplarse al nuevo ambiente lo más rápido posible. Usa tu experiencia previa, verás que poco a poco te irás acostumbrando al ritmo de vida que ahora llevas. Aunque tu, mi querido amigo, ya cambiaste, porque tu experiencia te ha enriquecido.
Una felicitación muy grande por los poemas publicados en Correo la semana pasada, están muy padres los dos, aunque tengo problemas con la última frase de "A mi lado" ya luego si te cacho en el msn te comentare más a fondo.
Un abrazo, Doc.
Que le gane el puedo y quiero al debo, parafraseando. No es para nada un mensaje optimista, sólo es uno esperanzado o resignado a deambular por las mismas calles y plazas y diarios; uno que también saluda desde la provincia, sólo que sin salir de ella, no a Madrid.
Saludos.
Hola, primeramente, el poema "A mi lado" si le falta algo, cojea al final. Sin embargo, ya es un poema, y siempre lo ha sido, insalvable. Respecto a Madrid, si bien es cierto que no tendré lo mismo por aquí, no debo aferrarme a ello. Como dice LSz, hay que pasar a la acción, a cosas más radicales. Transformar esta regiones tan pronvicianas en otra cosa, no sé en qué, pero cambiarlas... olvidar nuestras derrotas.
JOSE NUMBER ONE MANO ME EXTRAÑA CON ANIMO Y PARA ADELANTE UN GRAN ABRAZO COMPAÑERO DE PISO!!!
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