31 de diciembre de 2008

Conversaciones con Luis, reflexiones

I
Ahora se escriben sólo artilugios verbales en lugar de poemas, de verdaderos poemas. Es necesario no caer caer en esa forma fácil de "hacer poesía" en la que toda enunciación vale, a despecho de la tradición. Además, la Poesía es presente, se vive, fluye dentro de los verdaderos poemas. Debemos estar atentos a las palabras una vez y otra, confiar en el lenguaje, transgredirlo, reformarlo, dejar que la Poesía surja de la cotidianidad. La Poesía nunca está sobre ella, es cotidianidad. La Poesía es siempre contemporánea a todos y a todo.

II
La Poética más honesta es la nacida en el seno de nuestra individualidad. Lo colectivo, entendido esto como lo que perturba nuestra interiorización del mundo, no es saludable en la medida en que no mueva a mejorar la sensibilidad.

30 de diciembre de 2008

La Luna, de Jorge Luis Borges

A María Kodama

Hay tanta soledad en ese oro.
La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

Jorge Luis Borges

Pequeño exabrupto por la pérdida de mis separadores

Hoy perdí mis separadores de libros. Los he buscado debajo de la cama, de las piedras, de la taza del baño, en la taza del baño. Y nada, alguien se los comió, alguien, decidido, los mandó al olvido de la casa, el lugar elegido por mí para su espera eterna. ¿Cómo recordar sus colores, invitándome, continuamente, a adquirir más libros, más trozos de árboles? ¡Ah! Pero existe un Dios, lo veo llegar, llagar las manos de los que robaron mis separadores. Seré vengado a pesar de las malas acciones cometidas durante el año, tiempo que dura entre este parpadeo y el tuyo, seré recompensado con otros nuevos y gratuitos separadores de libros.

27 de diciembre de 2008

La Linda Pelirroja, de Apollinaire

Heme aquí ante todos un hombre de buen sentido
Que conoce la vida y de la muerte lo que un ser vivo puede conocer
Que ha experimentado los dolores y las alegrías del amor
Que supo a veces imponer sus ideas
Que conoce muchos lenguajes
Que no ha viajado poco
Que ha visto la guerra en la Artillería y en la Infantería
Herido en la cabeza trepanado bajo el cloroformo
Que perdió sus mejores amigos en la espantosa lucha
Sé de lo antiguo y de lo nuevo tanto como un solo hombre puede saber de ambos
Y sin inquietarme hoy por esta guerra
Entre nosotros y para nosotros amigos míos
Juzgo esta larga querella entre la tradición y la invención
Entre el Orden y la Aventura
Vosotros cuya boca está hecha a imagen de la de Dios
Boca que es el orden mismo
Sed indulgentes cuando nos comparéis
Con aquellos que fueron la perfección del orden
Nosotros que buscamos por todas partes la aventura

No somos vuestros enemigos
Queremos brindarnos vastos y extraños dominios
Donde el misterio en flor se ofrece a quien quiere tomarlo
Hay allí fuegos nuevos colores jamás vistos
Mil fantasmas imponderables
A los cuales hay que dar realidad
Queremos explorar la bondad comarca enorme donde todo calla
Está también el tiempo que es posible perseguir o hacer retornar
Piedad para nosotros que combatimos siempre en las fronteras
De lo ilimitado y del porvenir
Piedad para nuestros errores piedad para nuestros pecados
Aquí llega el verano la violenta estación
Y mi juventud murió como la primavera
Oh Sol es el tiempo de la Razón ardiente
Y yo espero
Para seguirla siempre la forma noble y dulce
Que toma para que a ella solamente la ame
Ella llega y me atrae como a un hierro el imán
Tiene el aspecto encantador
De una adorable pelirroja
Sus cabellos son de oro se diría
Un bello relámpago que dura
O esas llamas que se pavonean
En las rosas té que se marchitan

Pero reíd reíd de mí
Hombres de todas partes sobre todo los de aquí
Porque hay tantas cosas que no me atrevo a deciros
Tantas cosas que no me dejaríais decir
Tened piedad de mí

Apollinaire

24 de diciembre de 2008

Working Progress, a la deriva

1
En
este instante todo puede suceder,
debajo del puente el río mece mis ojos
y adormece mi ceguera de raíz.
En este instante todo puede suceder,
me encuentro en el mismo sitio, buscando
a la que continuamente se escapa.
En este instante todo puede suceder,
me dirijo de un punto a otro, pero no sé
por qué razón me mantengo en pie.
No puedo detener estas palabras
que obstruyen el cierre de mi equipaje.

2
Todo
en este instante puede suceder: el río mece los ojos
y mi ceguera de raíz se adormece.
Todo en este instante puede suceder: estoy en el mismo sitio,
buscando a la que continuamente se escapa.
En este instante todo puede suceder: voy de un punto a otro,
pero no sé realmente por que me mantengo en pie.
Todo en este instante puede suceder:
los mares obstruyen el cierre de mi equipaje.

3
En este instante todo puede suceder:
el río mece en sus brazos los ojos
y adormece mi cegera de raíz.
Estoy en el mismo sitio, buscando
a la que continuamente se escapa.

En este instante todo puede suceder: voy de un punto a otro,
pero no sé realmente por que me mantengo en pie.
Y ya lo lamento.

Todo en este instante puede suceder:
el óxido obstruye el cierre de mi equipaje.

4
En este instante todo puede suceder:
el río mece en mis brazos sus ojos
y adormece mi ceguera de raíz.
Estoy en el mismo sitio, buscando
a la que continuamente se escapa.

En este instante todo puede suceder:
voy de un punto a otro, pero no sé
realmente por que me mantengo en pie.

Todo en este instante puede suceder:
el óxido obstruye el cierre de mi equipaje.

11 de diciembre de 2008

Work in Progress, rutina

Un día me levantaré, como siempre, y frente a la puerta me preguntaré para qué todo esto: para qué dejar mi frente bajo la mirilla de la puerta y hacer vacilar las sílabas, para qué las puertas al campo, para qué la poesía. Por la mañana habré de despertar, como siempre, y estarán sobre la mesa el vaso de leche, el pan tostado, la mermelada y un par de ojeras en el cuchillo. Por la tarde el desamparo lluvioso al salir de la oficina me hará esperar impaciente, torpe e inaudible. Por la noche, como siempre, no podré sostener mi cuerpo y mi boca estará seca de tanto callar. Ya en la madrugada tendré sueños mezquinos, nidos de pájaros salvajes, ladridos de perros que despertarán a los vecinos, nunca a mí. Un día me levantaré, como siempre, y miraré mis brazos antes de abrir la puerta y nada habrá de mí.

Madrid, 2008

8 de diciembre de 2008

Work in progress, Ejercicios de disolución

Nos separamos
como concha y almeja,
se va el otoño
Matsúo Basho

Quiero hablar de algo que no es nuevo, que incluso se ha dicho bastante y que además, ya ha pasado su tiempo. Nsotros, los latinoamericanos, tenemos un ansía por buscarnos, por arroparnos en culturas tan antiguas como la europea, idealizándola, creyéndo que esta contiene el secreto que nos desvelará. Muchos latinoamericanos, desde mi punto de vista, asisten a Europa fascinados con la majestuosidad de las ciudades, embelesados con la personalidad de sus intelectuales y exponentes artísticos, pues como un escritor mencionó, "ser europeo, es ser universal, cosmopolita", pero el europeo no se siente universal, no se siente cosmopolita.

El europeo se siente profundamente arraigado con el área geográfica donde ha nacido, ese es el lugar idóneo para él, nunca otro. El latinoamericano, deseoso de un padre, de ser reconocido, mira a europa, o cree mirar, en sus pares y trata de dialogar con ellos, fracasando en la mayor parte de sus intentos, por esa pasión europeísta, no europea. En algunas comunidades europeas se pueden observar modernos guetos construidos en torno a grupos de inmigrantes quienes construyen o tratan de re-crear sus poblaciones de origen, sincretizándo en el proceso lo periférico y más sonoro del europeo. A veces, este sincretismo se mezcla en lo absurdo, uniendo la cutura del rechazo y el fin utilitario, se aceptados. Lo superficial es, en muchas ocasiones, lo único que está al alcance de las masas. El latinoamericano en eurpa también, es preciso decirlo, algunas veces se siente superior a sus pares de origen por el hecho de estar en contacto con su parte perdida, he aqui la unión superficial. Pero la verdad europea, si se es observador, pronto le será desvelada, mas, en muchas ocasiones, la niega y pierde una oportunidad única, la de re-inventarse, re-crearse mediante la ordenación y contraste de sí y los otros...

Fragmento encontrado en una exposición

Los cambios de cultura, clima, idioma, dieta e incluso de personalidad hacen de la identidad una cuestión más compleja, más permeable, menos radical y más minoritaria, tan minoritaria, al punto de la individualidad.

Work in progress, Ejercicios de disolución

Sentí, en la última página, que mi narración era un símbolo del hombre que yo fui, mientras la escribía y que, para redactar esta narración, yo tuve que ser aquel hombre y que, para ser aquel hombre, yo tuve que redactar esa narración, y así hasta lo infinito [...]

Borges, El Aleph

2 de diciembre de 2008

Sobre el tiempo presente, de José Ángel Valente

Se freres vous clamons, pas n'en devez.
Avoir desdaing, quoy que fusmes occis
Par justice.
(Ballade des Pendus)

Escribo desde un naufragio,
desde un signo o una sombra,
discontinuo vacío
que de pronto se llena de amenazante luz.

Escribo sobre el tiempo presente,
sobre la necesidad de dar un orden testamentario a nuestros gestos,
de transmitir en el nombre del padre,
de los hijos del padre,
de los hijos oscuros de los hijos del padre,
de su rastro en la tierra,
al menos una huella del amor que tuvimos
en medio de la noche,
del llanto o de la llama que a la vez alza al hombre
al tiempo ávido del dios
y arrasa sus palacios, sus ganados, riquezas,
hasta el tejo y la úlcera de Job el voluntario.

Escribo sobre el tiempo presente.

Con lenguaje secreto escribo,
pues quién podría darnos ya la clave
de cuanto hemos de decir.
Escribo sobre el hálito de un dios que aún no ha tomado forma,
sobre una revelación no hecha,
sobre el ciego legado
que de generación en generación llevará nuestro nombre.

Escribo sobre el mar,
sobre la retirada del mar que abandona la orilla
formas petrificadas
o restos palpitantes de otras vidas.

Escribo sobre la latitud del dolor,
sobre lo que hemos destruido,
ante todo en nosotros
para que nadie pueda edificar de nuevo
tales muros de odio.

Escribo sobre las humeantes ruinas de lo que creímos,
con palabras secretas,
sobre una visión ciega, pero cierta,
a la que casi no han nacido nuestros ojos.
Escribo desde la noche,
desde la infinita progresión de la sombra,
desde la enorme escala de innumerables números,
desde la lenta ascensión interminable,
desde la imposibilidad de adivinar aún la conjurada luz,
de presentir la tierra, el término,
la certidumbre al fin de lo esperado.

Escribo desde la sangre,
desde su testimonio,
desde la mentira, la avaricia y el odio,
desde el clamor del hambre y del transmundo,
desde el condenatorio borde de la especie,
desde la espada que puede herirla a muerte,
desde el vacío giratorio abajo,
desde el rostro bastardo,
desde la mano que se cierra opaca,
desde el genocidio,
desde los niños infinitamente muertos,
desde el árbol herido en sus raíces,
desde lejos,
desde el tiempo presente.

Pero escribo también desde la vida,
desde su grito poderoso,
desde la historia,
no desde su verdad acribillada,
desde la faz del hombre,
no desde sus palabras derruidas,
desde el desierto,
pues de allí ha de nacer un clamor nuevo,
desde la muchedumbre que padece
hambre y persecución y encontrará su reino,
porque nadie podría arrabatárselo.

Escribo desde nuestro huesos
que ha de lavar la lluvia,
desde nuestra memoria
que será pasto alegre de las aves del cielo.
Escribo desde el patíbulo,
ahora y en la hora de nuestra muerte,
pues de algún modo hemos de ser ejecutados.

Escribo, hermano mío de un tiempo venidero,
sobre cuanto estamos a punto de no ser,
sobre la fe sombría que nos lleva.

Escribo sobre el tiempo presente.

José Ángel Valente, Entrada en materia, Cátedra, Madrid 2005