30 de noviembre de 2008

Los Nicolaítas, de José Ángel Valente

Esto tienes, empero, que aborreces las obras
de los nicolaítas, que yo también aborrezco.

Juan, A la iglesia de Éfeso

Los reconocerás porque llevan siempre una oreja portátil y una lengua subsidiaria y reptante. Los reconocerás por la tenue palidez de sus segundas manos y el escondido sobresalto que a veces les produce una mirada. Les gustan las comidas concertadas, las fechas y la relación general con hombres públicos. Se alimentan con tres clases de humos. Veneran a Baal, como es sabido. La piedad es su forma de impiedad más segura. Tienen criterios, normas, islas y archipiélagos. Pueden reproducirse por esporas. De la reversibilidad del sí y del no obtienen memorables beneficios. Podrían ser necrófagos, mas no hay de ellos prueba irrefutable. Los signos del poder establecido les suelen producir un hipo breve o cortos derramamientos convulsivos. Sienten predilección por las banderas, por la competición y el éxito. Practican tres deportes y carecen de brazos naturales. Algunos de ellos son altos, fofos y fragantes. Éstos ocupan puestos secundarios y se utilizan de relleno en actos y en salones. Llevan cartas de recomendación y apoyo en tubitos métalicos adaptados al recto. También los reconocerás en cuanto dice de ellos relación con los ídolos. Y puesto que han llegado a poseer la tierra, sabemos hoy, filioli, camaradas, hermanos, que su tiempo de destrucción está cumplido.

José Ángel Valente, Entrada en materia, Cátedra, Madrid 2005

26 de noviembre de 2008

Biografía sumaria, de José Ángel Valente

Hizo tres ejercicios
de disolución de sí mismo
y al cuarto quedó solo
con la mirada fija en la respuesta
que nadie pudo darle.

José ángel Valente, Entrada en materia, Cátedra, Madrid 2005

18 de noviembre de 2008

Work in progress: en algún punto

I

En algún punto de Cien Años de Soledad, Gabriel García Marquez dice que nadie pertenece a un lugar específico hasta que tiene un muerto bajo tierra. Si lo anterior es cierto entonces somos de cualquier lado, o de todos lados: de ninguna parte. Un muerto bajo tierra no es otro que nosotros, porque al morirse muere con el una parte de nuestra vida. El muerto nos hace pertenecer a un determinado lugar.

Cuando uno se va de casa también vuelve para reencontrarse consigo mismo, revivir a los muertos y conversar con Melquiades; contemplar cómo nos difuminamos al paso del tiempo. Sin embargo, siempre queda algo inconcluso, algo que permanece y crea una conexión con el pasado. No atreverse a reconocer esa conexión es renegar de uno mismo, traicionarse. Pocos vuelven para erigir un altar a la memoria de lo que fueron, recordar lo que son. Olvidarlo todo es olvidarse de sí mismo durante un largo periodo. ¿Quiénes pueden recordarse siempre?

II

Si ser consciente es no estar en el tiempo, como dice Eliot, sino fuera de él, entonces buscarme es desear la redención intemporal. No dejarla en manos del tiempo. ¿Qué conocimiento realmente nos redime? ¿Qué es lo que nos salva? ¿La ciencia? ¿La poesía? El conocimiento poético, dicen, devuelve nuestra existencia a la fuente de donde salió. Mientras que el otro, el científico, nos hace andar con dudas.

III

¿Por qué escribir estas digresiones? Hoy, después de tanto, pienso en esto y, como Nezahualcóyotl, a mi mismo me desgarro. Porque recordar es desagarrarse, saberse en el abandono, en lo que se dejó.

Sé tanto de ti
como no quiero saber,
sin embargo te exijo, al nombrarte,
la memoria que desprecio.

Work in Progress, al salir del cine

1
Ya no existe el futuro. El presente es tan abrumador que no podemos soportarlo, como lo dice Eliot. No podemos soportar el exceso de realidad. El futuro es ahora una palabra, un concepto, imagen radical: violencia. Hoy nada es aceptado. Eso es lo único certero. La idea del mundo no se basa en el progreso sino en la muerte. ¿Cuáles certezas? Nada hay en lo económico, laboral, o familiar. Nada junto al juicio devastador de la física, de la medicina, de la misma tecnología a quien se confió el porvenir. Todo es bruma. Pero los monstruos ya estaban dentro.

2
La salvación está en el arte, en la Poesía. El poeta, con su particular visión del mundo, encuentra esperanza, certeza, un significado en la carencia. La poesía interioriza al mundo. He aquí la desmesura de la fiesta: correrías, un ansía por lo ágil. Lo grotesco reina, establece leyes.

Lo fundamental es la búsqueda de significados, que devuelva la emoción. No cualquiera, estamos cansados. En la Poesía el significado se encuentra en estado puro, por tanto, para liberarnos, habrá que ir hacia ella.