26 de marzo de 2007

Experimento.... ¿uno?

Está bien, estoy distraído. Dejo a mis dedos moverse ágiles por el teclado, escribir conversaciones fútiles con gente extraña. Mejor debería estudiar esos textos incomprensibles del curso y acabar de una vez por todas con esta diligencia en la que me he embarcado. Mis dedos continúan moviéndose por el teclado, pero ahora no es momento de perder el tiempo. Ah, esto de perder el tiempo es igual a estar sin ideas entre una pared y otra, mirando las gotas de lluvia escurrir por el cristal. 
Debería concentrarme realmente en los textos, es la razón por la que vine a la oficina, la razón por la que desde hace días no duermo bien. Debería hacer eso y no pasar las tardes leyendo un destino que no alcanzo a degustar. Hablando de destino, creo que en esta ocasión no tendré dinero para llegar a fin de mes aunque ya posea mi superlibreta Santander.
En fin, debería concentrarme, sin embargo, hoy por la mañana, al tomar el metro, no sé si por falta de sueño o alimento, observé una cosa que me pareció delirante: una anciana susurraba oraciones mientras leía una revista del corazón y cada vez que pasaba una página miraba hacia mí con ojos de terror. Más tarde, al tomar el autobús, escuché a otra viejecita, quizá fuera la misma, realmente no lo sé, decir palabras incompresibles como si fueran un mantra para ahuyentar los malos espíritus, mientras pasaba frente a mí con iguales ojos de terror como la otra mujer del metro, ¡cómo puedo concentrarme con tanta cosa extraña! Luego, la mesa se me resbala por los codos y ese maldito perro que lame la pared con intenso frenesí. 
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Dejo todo para un momento más libre. Esos tipos ya se fueron, ya murieron y su movimiento también, sólo nos dejaron trazas que venden en el corte inglés. ¡Imáginate!, lo mejor de aquí es el corte inglés. Quiero ir a Paris, pero no tengo dinero. Ir con una baguette, un libro, una libreta y una chica, no importa si es buena o no, sólo una chica. O mejor prefiero ir solo, así captaré todo con mis ojos, las impresiones las revelaré después en México.

Luego converso con gente, más y más conversaciones se acumulan en mí, sólo en mí. ¿Qué tienen todos los demás que sea peculiar? Un blog, un acento y nada más. Si, está bien, aparentemente todo es un caos y no, sigue un orden. Todo ángel es terrible.

25 de marzo de 2007

Libros

1
Sonríes. Te levantas de la barra, olvidas contar las monedas, intuiste la cantidad. Recuerdas, los libros poseen las claves para vivir. Llevas dos bajo el brazo. Uno trata de matemáticas y el otro de informática. Los números han sido los mismos desde que los pensaron los griegos (renovados claro por la invasión arábiga). Luego los han manipulado de diversas formas pero siguen siendo los mismos. Sonríes. La informática manipula los números, incluso también a los hombres, pero aún así, los números siguen siendo los mismos... ¿y los hombres?.
Todo es un número -piensas-. Ya no sonríes. Observas la tapa del segundo libro. Es delgada. Pero no enloquecedora. Un monitor presenta números. Alcanzas a distinguir la caída de tu cabello sobre la cartulina plastificada. Necesitas un corte pronto. Recuerdas la frase: "todo depende de un buen corte". Sonríes. Los libros, en realidad, sí poseen claves para vivir. Vuelves a sonreir.

7 de marzo de 2007

Sentidos

Mi corazón está en la nieve. Danzamos sobre los copos. Un venado pasa por mis arterías. Llega la avalancha. El temporal.

Me distraigo. Me propago en el silencio, andanza que se arrastra. El honor es un mal, el predecesor de toda obra magna. Apolo me acoge pero dionisio me reclama. Veo una copa. La deseo.