6 de diciembre de 2005

Los gritos de la sociedad...

Si miramos el horizonte descubriremos que nuestros ojos se prolongan más allá de lo que conocemos. Sin embargo la mayoría de las ocasiones no osamos mirar por que tememos a lo que habrá de acuerdo con Octavio Paz cuando dijo: "Mis palabras irritarán a muchos; no importa, el pensamiento independiente es casi siempre impopular" a algunos no les gustará el contenido de este escrito que continúa el anterior. Considero que muchas personas se sienten impresindibles en el mundo pero se equivocan, la mayoría somos prescindibles. Ni los mimos que acaparan las fiestas, ni los intelectuales son importantes en esta sociedad, llena de apartamiento. Porque cuando alguien falta en nuestro universo, se suple rápidamente con otro.

Observemos nuestra vida y proyectémosla, ¿Qué somos?. La mayoría plantea el éxito en términos monetarios, pero la vida no es eso. Por ejemplo, veamos a una persona que sale de la universidad, se pasea por el mundo, tiene un buen trabajo, lo hace a medida de sus posibilidades o más, tal que pueda tener una capacidad de compra importante para tener autos y por que no, mujeres. Delicioso paraíso, ¿no es así?, y después, ¿Qué?, bueno, morirá, sus autos quedarán en el olvido y sus mujeres también. Su vida en la empresa si ésta fue importante, pasará a formar parte de "los otros tiempos", si fue el "pesadito" de las fiestas se olvidarán fácilmente de él, si no, tardarán un poco más y al cabo de algunas generaciones su familia también lo olvidará. ¿Este es el éxito de las personas?. No lo creo. Como se ve, la sociedad se siente vacía, trata de suplir su soledad con autos, con mujeres y con cosas que son perceptibles desde la superficie, pero eso no es lo importante, analicémoslo y verán que no. He aquí el grito de la sociedad: reclama menos violencia, reclama mejor calidad de vida, reclama mejores gobernantes, reclama cualquier insatisfacción de su vida sin embargo, el mal esta dentro de ella, no afuera...(continuará)

3 de diciembre de 2005

Silencio bajo el faro

La modenidad nos ha llevado a estas cosas que tenemos aquí: actualidad brutal y efímera en donde cada instante sucede a otro instante. El presente, su idea original no existe más, se nos dice tempranamente que somo productos de nuestros actos anteriores y también se nos dice que el futuro se crea continuamente y se modifica a razón de nuestros actos actuales, por nuestro pasado, así como podemos ver, hemos olvidado el presente. Todo se delega.
El mito del momento presente como dijera Octavio Paz se halla perdido y es una tarea ardúa encontralo nuevamente en esta soledad mundana. Ahora ya no importa el individuo, sólo importa la masa, el pueblo, la nación. Este concepto utilitario ha realizado la ensición en el hombre y a pesar de que pudiera poseer una afiliación grupal, el hombre está solo. La sociedad nos presiona a servirle y tomamos acciones precipitadas y nos olvidamos en ellas y buscamos en ellas mismas nuestro remedio a la angustiosa soledad.

Sólo la regresión a los mitos puede manifestarnos la no conciencia pero actualmente eso es imposible. Toda la vida continúa sucediéndose como una cadena en la que los instantes se enlazan fuertemente para atarnos a las particularidades actuales y desgarrar aún más nuestros quebrantados espirítus, quizás no nos hemos dado cuenta o no queremos hacerlo, por que duele encontrarnos y hallarnos solos y, cuando algún acto externo nos hace fijarnos en el espejo, trasladamos el dolor en furia reprochar nuestro dolor en otra persona... (continuará).

"El faro se proyecta en la hoja
y mi sombra se alarga
en las baldosas sucias,
a lo largo de ellas la soledad camina firme,
ella no se disuelve en la noche.
Junto a la soledad nos movemos
reacios a contemplarnos
por que aunque nos veamos al espejo
no somos nosotros los que están en el extremo...."